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Entre los años 1730 y 1736, en un paraje de tierras fértiles situado en la zona centro-occidental de Lanzarote, se produjo una de las erupciones más importantes de la historia de la vulcanología.
Durante estos años las
tierras de cultivo se convirtieron en extensos campos de l ava; más de
veinte pueblos y caseríos quedaron sepultados por la furia de los
cráteres.
En el año 1824 tuvo lugar la ultima erupción de estas
características en Lanzarote. La brutal acción de la naturaleza
configuro esta impresionante zona donde nos encontramos, declarada parque
natural en 1974.
Son un total de 51 kilómetros de superficie los que constituyen el
área del Parque Nacional de Timanfaya, en cuyo interior se alza una
cadena de volcanes que produjeron las más importantes erupciones y que se
denominan de forma general Montañas del Fuego. En esta extensión de
terreno que llega hasta el mar, y a pesar de su apariencia hostil a
cualquier forma de vida, existen especies animales como el lagarto de
Haria, los cuervos, las gaviotas o las pardelas, y también gran cantidad
y variedad de líquenes, así como aulagas, juncos, tojios, lenguas de vaca
y otros ejemplares de flora endémica. Numerosos expertos en botánica,
zoología y geología utilizan el Parque Nacional de Timanfaya como base
para diferentes estudios y experimentos.
En las proximidades del parque se encuentra el centro de visitantes e
Interpretación de Mancha Blanca, perteneciente al Ministerio del Medio
Ambiente, un lugar donde podemos encontrar amplia información sobre las
características de Timanfaya.
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