Ya lo dicen los poetas, en Soria una gran provincia, rica en cultura arquitectónica. Sorprenderá a los curiosos, a las que estudian la historia, nuestra querida Numancia, ese recinto de leyenda, que nos ha podido recrear a ese pueblo, tan valiente que en Garray se asentó y lucho contra Roma guardo su valentía y respeto de la historia.

  Soria, una acogedora en la planicie castellana, una provincia que descubre paisajes llenos del relax extraordinaria, que nos abre los azules del cielo dejando al visitante el poder apreciar las piedras de sus monumentos, al contraste de sus verdes paisajes y esos ocres pintorescos que siembran sus caminos y rutas.

  Las montañas que nos cubren a silueta en el horizonte guardan en sus mantos infinidad de rincones, llenos de hongos y setas, delicias de nuestros platos y de todo aquel que disfruta por el monte paseando, conociendo y estudiando los cientos de especies que podemos encontrar.

  Es el paladar soriano, amigo de buena mesa, ya que en todos sus maestros han tenido buena cuenta de crear ese buen gusto por los platos y las cepas. Cuenta nuestra provincia con grandes cocineros, que vieron en sus fogones sabor, diseño y talento.

  Fiestas de San Juan significa mucho para Soria. Su riqueza vital convoca a todos a vivirlas; a gozar una hospitalidad, amplia y generosa, de tierra hidalga y con estilo, de la Soria nobilísima, en la vieja Castilla 

  La ciudad de Soria, capital de la provincia del mismo nombre, se encuentra en el extremo noreste de Castilla y León. El Duero la abraza y ha marcado a lo largo de su historia tanto su urbanismo como su imagen externa. Su altitud, escasa contaminación y clima frió y seco la convierten en un lugar saludable, de dulces azules cielos y construida a la medida del hombre. Invita a pasear por su ribera, su parque y calles peatonales.

  La Soria que inspiro a Machado, Bécquer y Gerardo Diego, la del Duero y las Fiestas de San Juan, la Dehesa y Valonsadero, es la gran desconocida para muchos y un grato descubrimiento para quienes se acercan a visitarla, abierta las cuatro estaciones.

  Soria tiene tu razón de ser en el rió, y mas concretamente en sus puentes, inicialmente vado importante por donde cruzar el Duero. Tierra de frontera durante mucho tiempo, Extremadura castellana, primero entre los reinos árabe y cristiano y con los de Navarra y Aragón posteriormente.  Tras ser reconquistada por Alfonso VI, rey de Castilla, fue repoblada entre los años 1.110 y 1.119 por Alfonso I, rey de Aragón, aunque pronto volvería a las manos castellanas por Alfonso VII. Favorecida por Alfonso VIII, en agradecimiento por la defensa de su persona realizada por los nobles sorianos frente a su tío el rey de León. Soria adquirió importancia y en el censo de Alfonso X se contabilizan 36 poblaciones o aldeas que formaban el espacio extramuros sin conformar un conjunto urbano unido. Esta muralla de mas de 4 Km de longitud tuvo dos funciones protección y recinto ganadero.

  Es esta la actividad ganadera el autentico motor de los acontencimientos del siglo xVI, XVII y XVIII. La lana y sobre todo en la ciudad su lavado, proporciono recursos económicos para la construcción de palacios y el trabajo de los vecinos. El declive de la trashumancia trajo el declive de Soria, que recibió en la etapa final de la Guerra de la Independencia el golpe definitivo. En 1907 llegaría Antonio Machado, que es sin duda el que mejor ha descrito en sus versos la esencia de esta pequeña ciudad en la meseta castellana.